Juan Ramos no olvidará el día –a priori un día más- que fue de compras al centro comercial Leroy Merlin en Rivas-Vaciamadrid. Era marzo de 2015, y este fotógrafo aficionado recorría los pasillos de la conocida casa de bricolaje cuando de repente un escalofrío le erizó la piel.
En la sección de decoración, entre varias fotografías de gran formato con vistas de Madrid listas para ser colgadas en el salón de sus futuros compradores, había una que le era tremendamente familiar. Ramos se acercó a examinarla con cuidado y empezó a sospechar que esa foto de 180 x 100 centímetros que la multinacional francesa vendía al módico precio de 69,95 euros la había realizado él mismo. Una sospecha poco agradable, pues no recordaba haber dado su consentimiento a nadie para su comercialización.
Una simple comprobación móvil en mano bastó para constatar que esas nubes, esos viandantes –uno de ellos en silla de ruedas- eran los mismos que él había inmortalizado un 5 de octubre de 2013. Pese a que el edificio Metrópolis de Madrid es un blanco común para los fotógrafos y la toma del mismo durante la hora azul con las estelas de los coches viajando por la Gran Vía no es una idea muy original, los pequeños detalles no dejaban lugar a dudas: la obra era suya.
Ramos pidió explicaciones a los encargados del centro comercial, que afirmaron desconocer el origen del problema. Leroy Merlin se limita –aseguraron- a comprar las fotografías ya montadas a un distribuidor. Los responsables del centro, que acabarían por obsequiar a Ramos con una copia de la foto, le facilitaron los datos de la empresa en cuestión.
“La empresa que hizo las ampliaciones es Molduras Enrique Gisbert”, nos explica Juan Ramos en conversación telefónica. “Yo les llamé para preguntar y me dijeron que, en efecto, la fotografía no era suya pero que habían buscado al autor sin éxito, y que como no lo encontraron tiraron para adelante.”
Molduras Enrique Gisbert, una sociedad limitada de Quart de Poblet, en Valencia, reconoció que no había comprado la fotografía y negoció con Ramos una compensación económica. Ramos explica que primero le ofrecieron el valor de la foto a la venta (70 euros) y más tarde, tras su lógica negativa, una compensación de 500 euros. Desde la empresa de molduras y marcos explican que “el tema intentamos hablarlo directamente, pero en estos momentos está en manos de sus abogados y los nuestros”.
Hasta hoy mismo, la última noticia de este culebrón era un acuerdo pendiente de firma según el cual la empresa que usurpó la foto de Ramos, tras varias negociaciones, aceptaba compensarle con un pago de mil euros, conservando al mismo tiempo su autor los derechos de explotación sobre la misma.
Horas después de publicarse este artículo, Ramos informaba a Quesabesde de que Molduras Enrique Gisbert (que había asegurado tener intención de "resolver el asunto lo antes posible") le había llamado para pedirle el número de cuenta y abonarle la cantidad acordada.
Ramos, que temía que este acuerdo no se firmara finalmente, ya puede estar más tranquilo
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