jueves, 21 de mayo de 2015

El «flou» en fotografía: qué es y cómo utilizarlo

Del bromóleo a la vaselina

Durante las muchas décadas de la fotografía química el «flou» requería la utilización de métodos artesanales que recurrían al uso del carbón, del bromóleo o de la goma bicromatada. El positivado era manual, y, por esta razón, cada fotografía tenía un acabado diferente que la hacía única, algo muy en la línea de lo que pretendía defender este movimiento estético. Pero los fotógrafos que practicaban esta técnica acentuaban aún más ese acabado tan peculiar de sus instantáneas utilizando pantallas y velos, además del positivado.
Hoy en día tenemos varios recursos a nuestro alcance si queremos dar a nuestras fotografías un acabado similar al de la obra de los grandes pictorialistas. Una forma relativamente sencilla de conseguirlo pasa por utilizar filtros específicos, como el Softar, diseñado expresamente para emular esa estética. Pero quizás la técnica que más gusta a los fotógrafos que practican actualmente el «flou» por su carácter artesanal y más personal es la aplicación de vaselina.

Este último método consiste, sencillamente, en aplicar la vaselina sobre un filtro, pero no de forma regular, sino incrementando la cantidad en aquellas zonas que queramos difuminar con más intensidad. Lo ideal es no aplicar esta sustancia directamente sobre el objetivo, sino hacernos con un filtro UV, colocarlo en el objetivo, y, por último, aplicar una pequeña cantidad de vaselina neutra sobre él, de forma irregular. Aquí lo ideal es «jugar» con esta sustancia y comprobar cómo se comporta la luz cuando incide en ella y posteriormente penetra en el interior de nuestro objetivo.
Desde un punto de vista óptico la vaselina provoca una difusión de las altas luces, una pérdida de definición muy evidente y una difuminación de las formas, características que incrementan el peso del color en la composición. Si os apetece probarlo os sugiero que utilicéis un trípode, y, sobre todo, que experimentéis sin ningún complejo. Seguro que obtendréis resultados, cuando menos, muy llamativos, si no sorprendentes.

Hycopter es el drone que puede volar durante 4 horas gracias a su pila de combustible de hidrógeno

La fibra de carbono, la próxima etapa

Esta empresa de Singapur ha logrado por tanto avanzar en esa importante limitación de los drones, e incluso llevando algo de peso la autonomía es destacable: con una carga de 1 kg -una buena cámara para grabar vídeo sería candidata- es capaz de mantenerse en vuelo durante dos horas y media. 
El hidrógeno que se utiliza en este modelo se almacena en el propio chasis del pequeño vehículo no tripulado. El CEO de la empresa, Taras Wankewycz, indicaba que "nos dimos cuenta de que la estructura de los drones era hueca en el interior. Ahora somos capaces de usar ese espacio para llenarlo no de aire, sino de un gas útil como el hidrógeno".
El Hycoputer puede almacenar actualmente 125 ml de gas en su estructura actual, pero además esa estructura permite rellenar ese gas cuando se acaba el hidrógeno, y en futuras revisiones del dron utilizarán tubos de fibra de carbono que reducirán el peso global y harán que la autonomía gane aún más enteros. De momento no hay precios o fechas de disponibilidad para un cuadricóptero que a buen seguro inspirará a otros fabricantes en este segmento.

lunes, 18 de mayo de 2015

Una cámara que puede grabar para siempre, gracias a la luz que captura

No os dejéis llevar por la calidad de imagen que es capaz de registrar la cámara que ha desarrollado el laboratorio CAVE, de la Universidad de Columbia. Se trata de una invención con bastante sentido común, pero que pocos habían decidido llevarla adelante.
Tiene sentido, los sensores de imagen que tenemos en nuestras cámaras, y los que convierten electricidad desde la energía solar, usan la misma tecnología. ¿Por qué no intentar ponerlos a realizar ambas acciones a la vez?
Los investigadores de la Universidad de Columbia han concebido una cámara que es capaz de alimentarse ella misma, con la luz solar, y a través de los mismos píxeles por los que recoge los datos de imagen. 
El truco está en los fotodiodos, el elemento común en sensores y paneles, que permanente están recogiendo energía, no solo la conducen.



Actualmente hay captando 1.200 píxeles - 30x40 -, en blanco y negro, y es necesaria una gran cantidad de luz en el ambiente para que la cámara funcione sin ayuda de energía externa. Es capaz de registrar una imagen por segundo, pero eso sí, lo puede hacer para siempre, mientras haya luz.
El doble proceso no se realiza a la vez, los fotodiodos captan la luz durante 15 milisegundos para registrar la imagen, que es transferida hacia un equipo externo, a continuación se cambia el uso hacia la captura de energía, como un panel solar.
El resultado de la animación registrada es borroso, no se puede sacar de ello nada que pueda competir con la peor cámara del mercado, pero ahí está el camino marcado por CAVE, con mucho margen de mejora, especialmente en un campo tan delicado como la autonomía de los gadgets.

El 40% de los sensores para cámaras que se vendieron en 2014 están confeccionados por Sony

La cámara es algo más complicado de crear que otros componentes, requiere artesanía e infraestructuras, por lo que los competidores no pueden copiar el negocio en dos días.
La información nos la trae The Wall Street Journal, que nos explica con más detalle cómo hace dinero vendiendo sensores a Apple y Samsung. Es justo comentar que la segunda tiene su propia tecnología, que va intercalando con sensores Sony, y otros como LG, ya han demostrado que quieren dejar de ser dependientes. Si nos salimos del mundo móvil, en la fotografía "tradicional" también son líderes suministrando sensores a gran parte de la competencia.
En lugar de vender productos, vender componentes y tecnologías puede ser rentable, si eres líder en ese campo y tienes las fábricas preparadas para hacerlo. En abril conocíamos que Sony volvía a invertir por segunda vez en el año en su fábrica de sensores, el negocio les debe ir muy bien.

Ganar más con componentes que vendiendo teléfonos

Para hacernos una idea rápida, los nuevos iPhone recurren a Sony para sus dos cámaras, el montante que la compañía japonesa se lleva por esos dos componentes es algo superior a los 20 dólares, según WSJ. Me gustaría conocer en cuántos móviles de su catálogo tiene un margen de beneficios similar, supongo que en muy pocos.
Es interesante conocer cómo está el mercado, detrás de Sony hay dos compañías que se posicionan con una buena cuota, como son Omnivision y Samsung, que tienen un 15,7 y 15,2%, respectivamente.
Volviendo al asunto de la creación de componentes, en lugar de vender productos directamente al gran público, tenemos que Sony está participando de forma importante en Japan Display, que se dedica a la creación de pantallas. Otras compañías japonesas como Panasonic o NEC decidieron seguir un camino parecido.

Josh Wool, grande....

Asentado en Brooklyn, Nueva York, Josh Wool realiza retratos pero siempre dentro de la fotografía comercial y editorial, además de moda y belleza. Su trabajo es muy atractivo, un todoterreno del retrato, donde encontramos blanco y negro o color, pero siempre con una gran habilidad para lograr que sus modelos transmitan fuerza con la mirada.
Son retratos muy elegantes, serenos… y lo curioso de Wool es que era chef, profesión que tuvo que abandonar por problemas de salud para reinventarse como fantástico fotógrafo. Empezó con 32 años y solo hace dos que se dedica a ello. Pero sin duda, ha sabido potenciar su talento. Además, utiliza con creatividad distintos formatos, desde digital a Polaroid e incluso ferrotipos. Una exploración técnica en busca de mejores y elegantes retratos.