Hace algo más de dos semanas Leica prometió
una Mini M como parte de la misteriosa campaña de lanzamiento de una
nueva cámara. La denominación elegida para rebautizar provisionalmente
otros modelos (hasta las D-Lux se habían convertido en M) ya hacía
suponer que había algo de metáfora en todo aquello, y las apuestas se
dispararon.
Una compacta con sensor de formato completo, aventuraban algunos
mientras apuntaban -con buen criterio- que el sensor y la óptica Leica
ya los tenía y sólo faltaba unirlos. Una Leica M más pequeña y
asequible, defendían otros tomándose al pie de la letra lo de Mini M.
Con este telón de fondo no es de extrañar que la ya oficial X Vario
haya sabido a poco para la mayoría. Ni es muy pequeña ni, sobre todo,
tiene mucho que ver con la mítica saga M. Pese a ello, hay que
reconocerle el mérito: estamos ante la primera compacta que se atreve a
combinar un sensor de tamaño APS-C con un zoom.
Pero la teoría ya nos la sabemos, así que tras conseguir una unidad de
este recién estrenado modelo hemos tenido la oportunidad de convivir con
él durante unas horas. Pocas, la verdad, pero suficientes para hacernos
una idea bastante precisa de lo que ofrece -y lo que no- esta compacta
de 2.400 euros, que de entrada tiene muchas papeletas para ser una de
las cámaras más polémicas y criticadas del año.
Diseño X
¿Qué es la Leica X Vario? Muy sencillo: una X2
con zoom. Por mucho que desde la firma alemana se apele al espíritu de
las M, el diseño, la ergonomía y las líneas son en realidad calcadas a
las de la citada X2, aunque ahora con el añadido de un objetivo de focal
variable.
Algo que, por cierto, no es ni mucho menos una mala noticia. De hecho,
la X Vario está muy bien construida, y entre las manos la sensación de
robustez y calidad es evidente. Aunque seguro que algunos seguirán
echando de menos una empuñadura -que se puede adquirir aparte-, el
objetivo se convierte en un excelente punto de apoyo para sujetar la
cámara.
Igual que en las anteriores X, este modelo dispone de una rueda para las
velocidades y otra para el diafragma, con tercios de paso y giro libre.
Dejando a un lado que algunos preferirían -nosotros mismos, sin ir más
lejos- un anillo alrededor de la óptica, este giro sin tope unido al
pequeño retardo de la cámara al dar información en pantalla sobre el
diafragma escogido es uno de esos detalles que podría mejorarse.
Por lo demás, la idea es la misma: pocos botones, ninguna opción de
configuración de los mandos, menús muy austeros… En resumidas cuentas,
una de esas cámaras que pretende centrar toda la atención en la toma de
la imagen, no en su manejo y sus opciones.
Algo que llega a funcionar, aunque lógicamente hay que adaptarse a esta
idiosincrasia hasta que resulte realmente ágil. Sin embargo, otros
detalles resultan inexplicablemente enrevesados, como cambiar el punto
de foco, para lo cual es necesario mantener pulsado el botón de la fila
izquierda y luego desplazarlo con el cursor de la derecha.
Poco zoom, poca luminosidad
Sin duda alguna, el zoom óptico de 3x es la pieza clave de este modelo y
el detalle que justifica su lanzamiento. Un objetivo Leica Vario Elmar
de 18-46 milímetros que rinde unas focales equivalentes a 28-70
milímetros en paso universal. ¿Sólo? Sí, pero hay que tener en cuenta
que el área del sensor a cubrir es considerable y que, además de las
complicaciones ópticas que ello supone, también tiene un efecto directo
en el tamaño de la óptica.
Cabe suponer por tanto que los ingenieros de Leica han buscado un punto
de equilibrio entre tamaño de la cámara y rango focal. Exactamente lo
mismo ocurre al hablar de uno de los puntos más criticados de la cámara:
la escasa luminosidad del zoom.
Y es que, acostumbrados a compactas con ópticas de f2 o 2.8, la relación
de diafragmas de f3.2-6.4 que ofrece esta X Vario sabe a muy poco. O a
poquísimo cuando recordamos el precio que hay que pagar por ella. Pero
una vez más, y puestos a hacer de abogados del diablo, ese CMOS de
tamaño APS-C conlleva ciertas renuncias.
¿Se podría haber construido un zoom más luminoso? Posiblemente, pero
habría sido más grande y seguro que más caro. Y puede que, en el camino,
se hubiese perdido algo de calidad óptica.
Porque, eso sí, viendo los resultados, por lo menos hay que reconocer
que el rendimiento del zoom es excelente desde su máxima apertura.
Tampoco es que sea mucho decir que un objetivo ya responde con solvencia
a f3.2 (mucho menos a f6.4), pero al menos en este sentido, y tras ver
las fotos realizadas con la cámara, no tenemos ninguna queja al
respecto.
De hecho, el único punto en el que la óptica flojea es al cerrar más
allá de f11 (el zoom llega a f16), porque por debajo el rendimiento es
muy estable incluso acercando la lupa a las esquinas de la imagen.
Respecto al desenfoque que se puede conseguir, sin ser éste muy acusado,
el tamaño del sensor pone su granito de arena en este sentido.
Buena nota también para la distorsión geométrica, sólo apreciable en la
posición angular y en las esquinas de la imagen cuando tenemos alguna
línea en los bordes de la escena. Las aberraciones cromáticas y los
reflejos tampoco son un problema -alguno hemos visto en situaciones de
contraluces o luces laterales potentes-, y el viñeteo también es casi
inexistente en la máxima apertura.
En resumidas cuentas, lo que ya imaginábamos: una óptica corta y poco
luminosa, pero que dentro de sus limitaciones se comporta de forma
excelente.
Enfocando
Menos entusiasmados estamos con el enfoque de la cámara. No es que el
sistema automático funcione mal, pero está lejos de ser de los más
rápidos de su clase. Con buena luz no nos encontraremos con problemas
-ojo, la distancia mínima es de 30 centímetros para la focal más larga-,
pero cuando la luz cae las dudas del mecanismo se multiplican.
Por poner un ejemplo, en las tomas dentro de la iglesia de Santa Maria
del Mar en Barcelona y con luz bastante escasa ha habido momentos en los
que, sin la luz de ayuda al enfoque activada, la cámara no acababa de
dar con un punto de foco.
En estos casos siempre se puede optar por el enfoque manual. La X Vario
dispone de un anillo de enfoque de generosas dimensiones -sobre todo
comparado con el del zoom-, que además integra el mecanismo para pasar
del modo automático al manual.
Una buena idea, aunque es verdad que unas cuantas veces nos hemos
equivocado de anillo y al intentar cambiar la focal hemos acabado
activando el enfoque manual. Al hacerlo, el sistema de ayuda amplía la
parte central de la imagen para facilitar esta labor.
Dos críticas más: la dureza de ambos anillos es excesiva y el tiempo de
puesta en marcha de la cámara es también claramente mejorable.
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