La composición es una parte muy importante del éxito de una
fotografía abstracta porque, además de darnos una imagen que pueda ser
atractiva visualmente para aquella persona que la mira, nos puede ayudar
a aislar el motivo que queramos fotografiar del
entorno en el que se encuentra, cosa que es prácticamente indispensable
para lograr buenas imágenes abstractas. Por eso, muchas veces tendemos a
pensar que la única manera de realizar fotografía abstracta es utilizando objetivos o complementos para hacer macros.
Esto es así porque la fotografía de aproximación nos ayuda a ver las
cosas de una manera diferente a la que estamos acostumbrados.
Como ya hemos visto, la única manera de aprender fotografía abstracta
es aprender a mirar lo que nos rodea de una manera diferente así que,
por esta regla de tres, la fotografía macro puede ser
un buen camino para llegar a abstractualizar los objetos más cotidianos.
Pero no es la única manera de conseguirlo, saber utilizar la profundidad de campo y los espacios vacíos es importante. Incluso tratar con el color
también nos puede ayudar. Si somos capaces de ver cuándo el color es
representativo de aquello que estamos fotografiando, sabremos ver cuándo
puede ser interesante convertir la fotografía a blanco y negro para conseguir una imagen más abstracta.
También se pueden conseguir imágenes abstractas en color,
evidentemente, pero el hecho de alejarnos de la realidad trabajando con
imágenes monocromáticas nos puede ayudar a la hora de conseguir
fotografías abstractas de los objetos más cotidianos.
Además, realizar fotografía abstracta con objetivos de distancias
focales grandes nos será mucho más fácil que conseguirlo con objetivos
de gran angular, precisamente por lo antes comentado: si conseguimos
aislar los motivos de su entorno, realizar este tipo de fotografías será
más fácil. Sin embargo, esto no significa, en absoluto, que sea
imposible realizar fotografías abstractas con algo que no sean
teleobjetivos.
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