El resumen comienza en el siglo IX, hablándonos del científico árabe Alhacén y de su invención de la camera obscura,
básicamente un cuarto oscuro con un único agujero que deja pasar la luz
y que proyecta la imagen del exterior en el interior. De ahí salta al
renacimiento italiano y a la figura de Leonardo Da Vinci, que utilizó
esta misma técnica para hacer más fácil el dibujo de perspectivas y escenas tridimensionales en un plano.
El reto no era la proyección de la imagen, sino conseguir
plasmarla en un medio físico que permitiera su reproducción. A mediados
del siglo XIX, el químico, matemático, médico, filósofo y teólogo alemán Johann Heinrich Schultz
descubrió que determinadas sales de plata, como el cloruro de plata y
el nitrato de plata, se oscurecían por el efecto de la luz. Lo malo es
que ese estado se desvanecía con el tiempo.
Es en 1839 cuando finalmente se consigue retener esas imágenes y
cuando se considera que nace realmente la fotografía. En ese momento
había dos formas de conseguirlo. Por un lado estaba el método inventado
por el británico William Henry Fox Talbot, bautizado como calotipo
y que consistía en el uso de un papel sensibilizado con nitrato de
plata que se exponía a la luz. La imagen, en negativo, se revelaba
después y se fijaba después con hiposulfito sódico.
El otro método era el daguerrotipo, inventado por el artista
y científico francés Louis Daguerre. La principal diferencia es que
este método creaba la imagen directamente en positivo y no permitía por
tanto hacer copias. Pese a sus muchos inconvenientes, el daguerrotipo se
utilizó ampliamente hasta la llegada de otros procesos más cómodos,
como el colodión húmedo.
La “culpa” de la popularización de la fotografía la tuvo George Eastman, fundador de Eastman Kodak. Eastman inventó los rollos de película fotográfica
que hacían posible la construcción de cámaras de pequeño tamaño y más
asequibles y cómodas para el gran público. Las cámaras se vendían ya
cargadas con una película que permitía realizar 100 exposiciones. El
usuario llevaba después la cámara a revelar y en el laboratorio se
extraía el rollo, se revelaba y se devolvía la cámara cargada con una
nueva película. Un proceso muy similar al que muchos de nosotros vivimos
en nuestra infancia y juventud, justo antes del salto a la fotografía
digital.
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